México, ¿Arte Contemporáneo?


“No me gustan las cosas que no están hechas más que para mirarlas con la boca abierta; […] puedo también, como Rousseau declamar contra la vanidad de los grandes, que malgastan el sudor del pueblo en cosas superfluas”
Kant

Cada año que pasa, MACO no sólo resulta más alejada de mis bolsillos, sino de mis gustos. Había ratos en los que ahorraba y llegaba a comprar ciertas piezas, mientras soñaba con algunas otras. Me detenía en cada espacio y había algo -aunque sea mínimo- que llegaba a robarme algún suspiro.

¿O me volví exigente o MACO se hizo laxo?

Caminar por MACO se transformó, de un lugar para comprar piezas de arte, a una pasarela hipster montada en zapatos de plataforma y objetos tornasol. Sí, ya sé que una de las definiciones de arte es: “Arte es todo lo que es llamado arte”, pero si le permiten a esta pluma subjetiva dar su opinión, este año pareciera que se empeñaron en demostrar que hay tantas “obras de arte” como ácaros de polvo. No me malinterpreten, no pretendo decir que el arte es sólo producto de unos cuantos elegidos por Apolo, más bien creo que el arte no tendría por qué estar ligado al polvo. Los pasillos dejaron de alojar piezas para cargar objetos. El arte -ante mis ojos- se convirtió en objeto, ajá objeto de diseño, en materiales de conceptos blandos y colores daltónicos. Había muchos rostros con gestos de decepción y calor, otros tantos, con gestos de socialité, compras y champaña.

Si de por sí, cuando las obras dejaron de ser comprensibles para el público universal y necesitaron de un crítico para interpretarlas se hicieron selectivas, la atmósfera de MACO no sólo las pretendía figuras dirigidas a un nicho en particular, si no que el aire que se respiraba era aun más que eso. MACO me resultó elitista, sí, más que antes y sí, más que lo que simbolizaba el hecho de pagar por ver.

Vagar por sus pasillos me recordaba la decadencia creativa que siempre declaro y que tantas discusiones me ha generado. Creo, de la manera más solemne, que la decadencia –que se encuentra en diversas expresiones artísticas incluyendo la literaria y la musical- es debido a la poca exigencia del público a los autores de dichas expresiones. Vivir de algún tipo de “arte” es difícil, pero posible, sobre todo si tu público no sabe lo que compra. Los “artístas” no dan lo mejor, si no lo suficiente, de cualquier modo, se vende si se hace buena labor. Quizá no lo compren los que conozcan de música, de literatura, de pintura o de grabado, pero seguro lo comprará alguien con el dinero suficiente para pagarlo, así, tan simple, como si pagara un pedigrí de pertenencia a una aparente intelectualidad.

 

Tomado de http://dixo.com/2011/04/mexico-%C2%BFarte-contemporaneo.php